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«Opresión y resistencia» y «Subir a respirar», de George Orwell (seudónimo)

«Las presentes ediciones, están avaladas por ‘The Orwell Foundation’, siguen fielmente el texto definitivo de las obras completas del autor, fijado por el profesor Peter Davison»

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Opresión y resistencia –imprescindible complemento ensayístico– y Subir a respirar –en el que predijo la Segunda Guerra Mundial– son dos libros imprescindibles para comprender perfectamente tanto 1984 como Rebelión en la granja. Ahora veréis porque lo digo.

Opresión y resistencia. Escritos contra el totalitarismo 1937-1949

Cubierta de 'Opresión y resistencia'

Cubierta de: ‘Opresión y resistencia’

Opresión y resistencia es una nueva antología de los escritos políticos de George Orwell, caracterizados por su permanente actualidad e imprescindible complemento ensayístico de las novelas 1984 y Rebelión en la granja, que reúne una treintena de textos escritos entre 1937 y 1949 en los que George Orwell analiza y denuncia los totalitarismos que marcaron el siglo XX. El autor pasa revista a temas tan diversos como la guerra civil española, el imperialismo británico, la obra de Arthur Koestler, la mentalidad nacionalista, el inicio de la «guerra fría» (expresión que acuñó) o la figura de Gandhi, pero siempre hace hincapié en el pensamiento crítico, evaluando los hechos sin aceptar simplificaciones partidistas ni generalizaciones fáciles. En el contexto actual de manipulación, fake news y opiniones vacuas, sus palabras nos animan a estar siempre alerta, primera forma de resistencia frente a la amenaza latente de la opresión.
La presente edición, avalada por The Orwell Foundation, sigue fielmente el texto definitivo de las obras completas del autor, fijado por el profesor Peter Davison. Incluye una introducción biográfica de catorce páginas a cargo de Martín Schifino.

El libro:
Opresión y resistencia. Escritos contra el totalitarismo 1937-1949  ha sido publicado por el Sello DeBolsillo del Grupo Penguin Random House. Los veintiocho textos que incluye el libro han sido traducidos por Osmodiar Lambio, Miguel Temprano García, Juan Antonio Montiel Rodríguez, Inga Pellisa Díaz, Manuel Cuesta Aguirre, Miguel Martínez Lage y Jordi Soler. Encuadernado en rústica sin solapas, tiene 416 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.


Subir a respirar

Cubierta de 'Subir a respirar'

Cubierta de: ‘Subir a respirar’

Subir a respirar es la novela de George Orwell que predijo la Segunda Guerra Mundial y sentó las bases imaginativas de Rebelión en la granja y 1984.
Un día como cualquier otro, el cuarentón George Bowling siente un arranque de nostalgia y decide salir en busca del tiempo perdido. Gracias al dinero ganado en una apuesta, puede marcharse unos días a un hotelito de las afueras de Londres, resuelto a visitar los lugares de su infancia. Pero el idilio de la memoria enseguida contrasta con el aspecto irreconocible del presente. Y entre las impresiones del protagonista no tarda en asomar el presentimiento de un conflicto que puede cambiarlo todo aún más. Redactada en 1938 y publicada en el 1939, esta estupenda novela de George Orwell, en la que destaca su veta menos conocida de escritor humorístico, funde admirablemente la comedia de costumbres con la anticipación política.
La presente edición, avalada por The Orwell Foundation, sigue fielmente el texto definitivo de las obras completas del autor, fijado por el profesor Peter Davison.

El libro:
Subir a respirar (título original: Coming Up for Air, 1939) ha sido publicado por el Sello DeBolsillo del Grupo Penguin Random House. Traducción de Esther Donato. Encuadernado en rústica sin solapas, tiene 270 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

George Orwell

George Orwell

El autor:
George Orwell (Motihari, India, 1903 – Londres, 1950), cuyo nombre real era Eric Arthur Blair, fue novelista, ensayista brillante y maestro de periodistas. Podría decirse que su breve vida resume los sueños y las pesadillas del mundo occidental en el siglo XX. Nació en la India británica en el seno de una familia de clase media, estudió con una beca en el exclusivo colegio de Eton, sirvió en la Policía Imperial en ultramar (Los días de Birmania, 1934), volvió a Europa, donde vivió a salto de mata (Sin blanca en París y Londres, 1933), regresó a la Inglaterra rural y empezó allí el ejercicio de la docencia (La hija del clérigo, 1935), escribió sobre la clase obrera inglesa y la explotación (Que no muera la aspidistra, 1936; El camino a Wigan Pier, 1937), recogió su experiencia de lucha contra el fascismo en la turbulenta Guerra Civil española (Homenaje a Cataluña, 1938), vislumbró en la convalecencia posterior el derrumbe del viejo mundo (Subir a respirar, 1939), colaboró con la BBC durante la Segunda Guerra Mundial, se consagró en el Tribune y el Observer como uno de los mejores prosistas en lengua inglesa (entre su vasta producción ensayística cabe destacar El león y el unicornio y otros ensayos, 1940), fabuló las perversiones del socialismo (Rebelión en la granja, 1945) y llegó a anticipar nuevos tipos de sociedad burocrática e hiperpolítica (1984, 1949). A pesar de su temprana muerte, se le sigue considerando la conciencia de una generación y una de las voces más lúcidas que se han alzado contra toda clase de totalitarismos.

Como complemento pongo un vídeo realizado por el Colegio de México sobre la vida de George Orwell.



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«La carta en la que George Orwell explica por qué escribió 1984»

Se ha publicado en el mes de agosto George Orwell: A Life in Letters.
El libro contiene una carta fascinante donde George Orwell explica la tesis principal de “1984” que escribiría dos años después.

Cubierta de: George Orwell: A Life in Letters

Cubierta de: George Orwell: A Life in Letters

Eric Arthur Blair (Motihari, Raj Británico, 25 de junio de 1903 -Londres, Reino Unido, 21 de enero de 1950), más conocido por el seudónimo de George Orwell, fue un escritor y periodista británico, cuya obra lleva la marca de las experiencias personales vividas por el autor en tres etapas de su vida: su posición en contra del imperialismo británico que lo llevó al compromiso como representante de las fuerzas del orden colonial en Birmania durante su juventud; a favor de la justicia social, después de haber observado y sufrido las condiciones de vida de las clases sociales de los trabajadores de Londres y París; en contra de los totalitarismos nazi y stalinista tras su participación en la Guerra Civil Española.

1984 (Nineteen Eighty-Four en su versión original en inglés) es una novela política de ficción distópica, escrita por George Orwell entre 1947 y 1948 y publicada el 8 de junio de 1949. La novela introdujo los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del Pensamiento y de la neolengua, adaptación del inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado.
Se le considera como una de las obras cumbre de la trilogía de las distopías de principios del siglo XX (también clasificadas como ciencia ficción distópica), junto a la novela de 1932 Un mundo feliz (Brave new world), de Aldous Huxley, y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury (publicada en 1953).

En 1944, tres años antes de plasmar 1984 y cinco años antes de su publicación, George Orwell escribió una carta detallando la tesis de su gran novela. La carta advierte sobre el surgimiento de políticas de estado totalitarias, que «dirán que dos y dos son cinco».

A continuación, transcripción íntegra de la misiva de Orwell a Noel Willmett:

Cubierta de: 1984 de George Orwell

Cubierta de: 1984 de George Orwell

Para Noel Willmett

18 de mayo de 1944

10a Mortimer Crescent NW 6

Estimado Sr. Willmett:

Muchas gracias por su carta. Usted pregunta si el totalitarismo, el culto al líder, etc., están realmente en auge en tanto aparentemente esto mismo no sucede en este país y en Estados Unidos.

Debo decir que creo, o temo, que tomando al mundo como un todo, estas cosas van en incremento. Hitler, sin duda, pronto desaparecerá, pero solo a expensas de fortalecer a Stalin, los multimillonarios anglo-americanos y toda suerte de pequeños führers del tipo de de Gaulle. Todos los movimientos nacionales, en todos lados, incluso aquellos nacidos como resistencia a la dominación alemana, parecen adoptar formas no democráticas para agruparse a sí mismos en torno a un führer sobrehumano (Hitler, Stalin, Salazar, Franco, Gandhi, De Valera, son todos ejemplos varios) y siguen la teoría de que el fin justifica los medios. En todas partes del mundo los movimientos parecen ir en la dirección de las economías centralizadas que pueden “funcionar” en un sentido económico pero no están organizadas democráticamente, mismas que tienden a establecer un sistema de castas. Con esto vienen los horrores del nacionalismo emocional y una tendencia a descreer de la existencia de la verdad objetiva, dado que todos los hechos tienen que encajar con las palabras y las profecías de algún führer infalible. En cierto sentido la historia ya dejó de existir: por ejemplo, ya no hay tal cosa como una historia de nuestro tiempo que pueda ser universalmente aceptada, y las ciencias exactas se encuentran amenazadas en tanto la necesidad militar deja de mantener a la gente a raya. Hitler puede decir que los judíos comenzaron la guerra y, si sobrevive, eso se convertirá en la historia oficial. No puede decir que dos y dos son cinco porque, en la práctica, digamos, en balística, dos y dos tienen que ser cuatro. Pero si sobreviene el tipo de mundo que temo, un mundo donde dos o tres súper-estados sean incapaces de conquistarse el uno al otro, dos y dos podrían ser cinco si el führer así lo desea. Esa, tanto como entiendo, es la dirección en la cual nos estamos moviendo actualmente, aunque, claro, el proceso es reversible.

En cuanto a la inmunidad comparativa de Gran Bretaña y los Estados Unidos, pese a lo que los pacifistas, etc., quizá digan, aún no nos hemos vuelto totalitarios, y esto es un síntoma sumamente esperanzador. Creo muy profundamente, como expliqué en mi libro El león y el unicornio, en el pueblo inglés y su capacidad pata centralizar su economía sin destruir la libertad en el proceso. Pero debemos recordar que Gran Bretaña y Estados Unidos no lo han intentado realmente, no han conocido la derrota o el sufrimiento severo, y hay algunos malos síntomas al momento de hacer el balance de los buenos. Para empezar, hay una indiferencia general al declive de la democracia. ¿Se ha dado cuenta, por ejemplo, que nadie en Inglaterra de menos de 26 años ha votado y que según se puede entender la gran masa de población de esa edad no les importa esto? En segundo lugar está el hecho de que los intelectuales son más totalitarios al juzgar a la gente común. En términos generales la intelligentsia inglesa se ha opuesto a Hitler, pero solo a cambio de aceptar a Stalin. Muchos de ellos están perfectamente listos para los métodos dictatoriales, la policía secreta, la falsificación sistemática de la historia, etc., en tanto sientan que todo eso está de “nuestro” lado. De hecho, la afirmación de que en Inglaterra no tenemos un movimiento fascista significa que los jóvenes, en este momento, buscan su führer donde sea. No podemos estar seguros de que eso no cambiará, tampoco de que el común de la población no piense de aquí a diez años como ahora piensan los intelectuales. Espero que no, incluso confío en que no, pero si pasa, será a costa de una lucha. Si simplemente se proclama que todo eso es por el bien y no reconoce los síntomas siniestros, solo se ayuda a acercar el totalitarismo.

Usted también pregunta: si pienso que el mundo tiende hacia el fascismo, ¿por qué no apoyo la guerra? Es una elección entre demonios —me imagino que todas las guerras lo son. Sé lo suficiente sobre el imperialismo británico como para que no me agrade, pero lo apoyaría frente al nazismo o al imperialismo japonés como el menos malévolo. Del mismo modo, apoyaría a la URSS frente a Alemania porque pienso que la URSS no puede escapar completamente de su pasado y conserva suficiente de las ideas originales de la Revolución para hacer de ello un fenómeno mucho más esperanzador que la Alemania nazi. Pienso y he pensado desde que la guerra comenzó, ahí por 1936, que nuestra causa es la mejor, pero tenemos que empeñarnos en hacerla la mejor, lo cual implica crítica constante.

Suyo sinceramente,

Geo. Orwell

George Orwell y 1984

«No creo que la sociedad que he descrito en 1984 necesariamente llegue a ser una realidad, pero sí creo que puede llegar a existir algo parecido», escribía Orwell después de publicar su novela. Corría el año 1948, y la realidad se ha encargado de convertir esa pieza -entonces de ciencia ficción- en un manifiesto de la realidad.

Compra «1984» de George Orwell a través de este enlace.

Como complemento pongo un vídeo con la película 1884, basada en el libro de Orwell, en español.

El mundo según la novela 1984.

El mundo según la novela 1984.

A continuación, transcripción íntegra de la misiva de Orwell a Noel Willmett en inglés:

To Noel Willmett
18 May 1944
10a Mortimer Crescent NW 6

Dear Mr Willmett,
Many thanks for your letter. You ask whether totalitarianism, leader-worship etc. are really on the up-grade and instance the fact that they are not apparently growing in this country and the USA.

I must say I believe, or fear, that taking the world as a whole these things are on the increase. Hitler, no doubt, will soon disappear, but only at the expense of strengthening (a) Stalin, (b) the Anglo-American millionaires and (c) all sorts of petty fuhrers° of the type of de Gaulle. All the national movements everywhere, even those that originate in resistance to German domination, seem to take non-democratic forms, to group themselves round some superhuman fuhrer (Hitler, Stalin, Salazar, Franco, Gandhi, De Valera are all varying examples) and to adopt the theory that the end justifies the means. Everywhere the world movement seems to be in the direction of centralised economies which can be made to ‘work’ in an economic sense but which are not democratically organised and which tend to establish a caste system. With this go the horrors of emotional nationalism and a tendency to disbelieve in the existence of objective truth because all the facts have to fit in with the words and prophecies of some infallible fuhrer. Already history has in a sense ceased to exist, ie. there is no such thing as a history of our own times which could be universally accepted, and the exact sciences are endangered as soon as military necessity ceases to keep people up to the mark. Hitler can say that the Jews started the war, and if he survives that will become official history. He can’t say that two and two are five, because for the purposes of, say, ballistics they have to make four. But if the sort of world that I am afraid of arrives, a world of two or three great superstates which are unable to conquer one another, two and two could become five if the fuhrer wished it.1 That, so far as I can see, is the direction in which we are actually moving, though, of course, the process is reversible.

As to the comparative immunity of Britain and the USA. Whatever the pacifists etc. may say, we have not gone totalitarian yet and this is a very hopeful symptom. I believe very deeply, as I explained in my book The Lion and the Unicorn, in the English people and in their capacity to centralise their economy without destroying freedom in doing so. But one must remember that Britain and the USA haven’t been really tried, they haven’t known defeat or severe suffering, and there are some bad symptoms to balance the good ones. To begin with there is the general indifference to the decay of democracy. Do you realise, for instance, that no one in England under 26 now has a vote and that so far as one can see the great mass of people of that age don’t give a damn for this? Secondly there is the fact that the intellectuals are more totalitarian in outlook than the common people. On the whole the English intelligentsia have opposed Hitler, but only at the price of accepting Stalin. Most of them are perfectly ready for dictatorial methods, secret police, systematic falsification of history2 etc. so long as they feel that it is on ‘our’ side. Indeed the statement that we haven’t a Fascist movement in England largely means that the young, at this moment, look for their fuhrer elsewhere. One can’t be sure that that won’t change, nor can one be sure that the common people won’t think ten years hence as the intellectuals do now. I hope?3 they won’t, I even trust they won’t, but if so it will be at the cost of a struggle. If one simply proclaims that all is for the best and doesn’t point to the sinister symptoms, one is merely helping to bring totalitarianism nearer.

You also ask, if I think the world tendency is towards Fascism, why do I support the war. It is a choice of evils—I fancy nearly every war is that. I know enough of British imperialism not to like it, but I would support it against Nazism or Japanese imperialism, as the lesser evil. Similarly I would support the USSR against Germany because I think the USSR cannot altogether escape its past and retains enough of the original ideas of the Revolution to make it a more hopeful phenomenon than Nazi Germany. I think, and have thought ever since the war began, in 1936 or thereabouts, that our cause is the better, but we have to keep on making it the better, which involves constant criticism.

Foto que aparece en la acreditación de Orwell para la National Union of Journalists (1943)

Foto que aparece en la acreditación de Orwell para la National Union of Journalists (1943)

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