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«En las ciudades escondidas», de Natalia Cerezo

««Natalia Cerezo premio ‘El Ojo Crítico’ de RNE de Narrativa 2018
por En las ciudades escondidas»»

“…este momento huele a césped mojado y a café, y las palabras de mamá son leones legendarios y desiertos de colores.”   [Pág. 18]

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Cubierta de En las ciudades escondidas

Cubierta de: ‘En las ciudades escondidas’

La verdad es que no sabría por donde empezar. Cada página es una explosión de imaginación real. Son quince historias reales como la vida misma pero contadas a través de unos ojos, los de Natalia, que han visto y leído mucha literatura. Para ella Kafka, Carver, Bowles, Chéjov, Plath, Dickinson, Szymborska, Celan, Shakespeare, Munro, McCullers, Cheever, Rodoreda, Welty, Hawthorne, las Bronte, Woolf, Tolstoi, Flaubert son compañeros de viaje desde muy temprana edad. Cuenta que cuando su gato se interpone entre el papel y ella, o sobre el teclado, deja de escribir y lee porque necesita esa intimidad que da la soledad.
Tiene dudas sobre si fue antes el amor por la lectura o el amor por la escritura pues son hermanas gemelas que van en paralelo, aunque al final se decide y me confiesa que el amor a la escritura surgió del amor a la lectura.

“Montserrat era como una burbuja de jabón, fresca y nueva, y tuve miedo de que se marchara volando por la ventana.”   [Pág. 24]

De todas formas quién mejor nos puede hablar del libro es su autora, y nos cuenta: “En las ciudades escondidas es una especie de mapa de mi juventud. El cuento más reciente, No, lo escribí hace apenas unos meses, pero el más antiguo del libro, Norte, lo escribí hace unos siete años, cuando tenía veinticinco. Era un ejercicio de narrativa en el curso que estaba haciendo en el Ateneu Barcelonés. Entonces escribía de manera muy diferente. Norte fue el primer cuento con el que supe sobre qué y cómo quería escribir.”

“Nos reíamos. Había una brisa extraña que agitaba las hojas de los árboles como si fueran palabras”   [Pág. 83-84]

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Natalia Cerezo

“Me gusta la cualidad inmediata que tiene el cuento, el lenguaje esencial que puedo usar, lo sencillo que puede llegar a ser. Es donde me siento más cómoda. Después de Norte, empecé a escribir más. Los textos evolucionaban, se transformaban. Borraba y escribía constantemente. Me resultaba tan importante pensar en el cuento como escribirlo. Buscaba detalles insignificantes. Un limonero en un bote de yogur, una casa bajo la lluvia. Quería historias pequeñas, personajes corrientes. Pensaba, si se puede borrar es porque sobra, y cuentos de diez páginas, al final, se quedaban en solo dos.
A veces, los cuentos casi se escribían solos como ¿Cómo puede ser este hombre mi padre? que terminé en solo tres semanas, aunque la idea (el viaje por carretera de un padre y su hija) hacía años que me rondaba por la cabeza.
Los fui escribiendo a lo largo de los años, sin prisa, La mayoría vivieron escondidos durante mucho tiempo, en libretas, a lápiz o en una carpeta de ordenador. Casi nadie conocía su existencia. Crecimos juntos.”

“Hoy también veo al zorro. Me espera cerca de la curva, al lado de la hierba fresca. Oigo los grillos y sí, tiene tres colas, tres colas como tres gatos, cada una con vida propia.”   [Pág. 84]

El libro se complementa con dos paratextos. Uno de Marta Orriols titulado Perlas salvajes; y otro de Inés Martín Rodrigo titulado La certeza de las palabras.

«En definitiva, un libro imprescindible en la biblioteca de cualquier buen lector.»

La autora:
¿Quien es Natalia Cerezo? Es una autora de treinta años, inédita e intensa, que huye de la gesticulación estilística, que escribe con una madurez, una nostalgia y frialdad contenida que cortan la respiración.

El libro:
En las ciudades escondidas ha sido publicado por la Editorial Rata. Paratextos de Marta Orriols Inés Martín Rodrigo. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 175 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo un vídeo en el que Natalia Cerezo nos habla sobre su libro En las ciudades escondidas.

 

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«Yo misma, supongo»de Natalia Carrero

«Una mujer que escribe porque le va la vida. Una persona que un día sintió que dejaba de existir y habló.»
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Cubierta de: ‘Yo misma, supongo’

Tras Soy una caja (2008) y Una habitación impropia (2011), ambas publicadas en Caballo de Troya, y Letra rebelde, novela gráfica publicada por Belleza Infinita (2016), llega Yo misma, supongo, título fundacional de :Rata_, que confirma a Natalia Carrero como una de las voces más interesantes de los últimos años. La autora, lejos de caer en el acomodaticio crédito otorgado por la buena acogida de sus anteriores obras, da otra vuelta de tuerca a un estilo que escapa a toda clasificación, un híbrido narrativo que combina géneros en lo que es el mayor afán de todo autor: encontrar una voz propia.

La vida de Valentina Cruz ha estado marcada siempre por un sentimiento de no pertenencia a su entorno. No encajaba en su familia barcelonesa dominada por la figura de un padre déspota con el que fue imposible el más mínimo vínculo afectivo. No encaja en el barrio madrileño donde vive ahora, superficial y vacío, con una vida social que no le aporta nada. No encaja en la cultura oficial, que encumbra la literatura fácil y desarma el valor subversivo de la buena literatura, a la vez que descataloga y destruye todo cuanto ha publicado. Encaja a duras penas con su familia, su marido y sus hijas, pero es un encaje logrado a golpe de equilibrios, estrategia, sometimiento y renuncias. Valentina Cruz busca en la literatura la autenticidad que la vida le niega, se encara a la escritura como a un espejo roto que le devuelve sus heridas, se entrega a la lectura exigente, a la que requiere esfuerzo, a la que lo cuestiona todo. Ahí es donde busca su espacio, un lugar incómodo pero el único en el que logra sobrevivir.

Yo misma, supongo
“Para reunir estas palabras he realizado numerosas exploraciones a lugares sin nombre, he vivido aventuras escabrosas y he forcejeado hasta arrancarme el personaje. Al otro lado de esta portada se muestra una forma de vivir que no es sencilla ni voluntaria, que en ocasiones duele o causa el golpe violento del oleaje del norte. Resulta peligroso vivir escindida entre una primera persona, aceptable en sociedad, y otra tercera; parte irrenunciable que también me conforma, creadora, que me susurra frases no siempre aceptables, ideas encadenadas a potencias algo monstruosas. Es el filo del lenguaje, la línea que tanto lo escribe con letra clara como lo desdibuja, lo reduce a garabato o balbuceo originario.”

Entrevista espontánea a Natalia Carrero
Por Adela R., que también es Natalia Carrero

P.- Defínenos Yo misma, supongo.
R.- Es la novela de y sobre Valentina Cruz desde su particular condición de mujer, madre y escritora sin publicar, en un sentido que no es plano y que muestra distintos niveles o capas de lectura. A la narración concreta de una etapa vital, que abarca desde los veinte años hasta la madurez, se añade el conjunto de textos escritos por ella misma como buena letraherida que es. La narración está anclada en una época y una geografía concretas.

P.- ¿A qué se debe la decisión de incluir dibujos, es puramente formal? ¿Hasta qué punto son necesarios para la narración?
R.- Más que una decisión, es un encuentro durante el proceso de trabajo. No son dibujos perfectos, los llamo trazos libres; juegan y complementan los textos.

P.- Como la protagonista, tú también eres escritora, madre, mujer, ¿por qué elegiste un personaje tan identificable contigo?
R.- Bueno, esta pregunta es discutible. Mi protagonista no es exactamente escritora porque no ha publicado nada. Se encuentra en ese lugar bastante incómodo que es intentar escribir durante mucho tiempo sin llegar a conseguirlo.

P.- A diferencia de las novelas que llegan a las librerías, en Yo misma, supongo encontramos la invitación a la lectura, el texto que suele ir en contraportada, justo en la portada. ¿Es el mundo al revés?
En parte, sí. Esta novela y, sobre todo, :Rata_ podrían considerarse una suerte de propuesta de lectura un tanto enrevesada. En el caso de Yo misma, supongo, la protagonista se inicia en el sexo por dinero voluntariamente, cuando podría acceder a otras vías más lentas y quizá más sanas de independizarse de su familia, que es lo que en realidad busca. Este punto de partida presupone un mundo con las ideas y los valores un tanto dislocados, bastante enrevesados o casi del revés.

P.- Lo primero que encontramos en Yo misma, supongo es una variedad de subtítulos. El primero: “Estudio de trozo de vida en primera y tercera persona.”
R.- En la primera parte Valentina habla de sí misma en primera persona y, como intenta escribir, entre numerosos asuntos también habla de lo que escribe. Alguna vez llega a zonas que le resultan tan imposibles de contar que se escinde, se separa de sí misma y se convierte en otra ella que escribe. La segunda parte se desarrolla en tercera persona, aunque también hay viajes o caídas al yo en las que Valentina cobra conciencia y al mismo tiempo reniega de ser quien es, la protagonista de su propia vida-novela.

P.- ¿Es una novela sobre la identidad? ¿Crees que esta definición se ajustaría a Yo misma, supongo?
R.- Esta es una definición muy abierta, pero sí podría encajar. Necesitamos relatarnos lo vivido para encontrar un sentido. La novela podría considerarse la historia de una mujer rota en busca de la recomposición de sus partes. El hecho de reunir en la novela de su vida el conjunto de sus textos, ideas, vivencias, sería también una recomposición, recolocación o redefinición de su propia identidad.

P.- Si como suele decirse toda novela es una promesa, ¿qué promete Yo misma, supongo?, ¿se cumple la promesa?
R.- Entretenimiento, novela con discurso que disiente, palabras y trazos brutos. Es literatura y poco más. Promete el viaje de la joven desorientada Valentina Cruz hacia una supuesta normalización en la madurez en la que se pregunta, entre tantas cosas, por qué deberían cumplirse las promesas en un mundo tan injusto.

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Natalia Carrero

La autora:
Natalia Carrero (Barcelona, 1970). Abandonó los estudios universitarios de Periodismo y Filosofía para refugiarse en las bibliotecas en busca de su propio Grial literario. Logró ser escogida como Nuevo Talento Fnac gracias a su primera novela, Soy una caja. En 2011 publicó su segunda obra, Una habitación impropia. Letra rebelde, novela gráfica publicada por Belleza Infinita en 2016, y ahora publica Yo misma, supongo, título fundacional de :Rata_

El libro:
Yo misma, supongo ha sido publicado por la Editorial Rata. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 180 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo un vídeo realizado por Casa de América con una entrevista a Natalia Carrero.

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