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«Alan Turing. Más que un enigma», de Sara Turing

«Traducción de Rodrigo Neira Castaño»
Prólogo de la primera edición de Lyn Irvine
Prólogo a la Edición Conmemorativa del Centenario de
Martin Davis
Con epílogo de
John F. Turing»
.

«Para conmemorar el centenario del nacimiento de Turing, Tecnos publica la fascinante biografía escrita por su madre, inasequible durante años, se edita con un nuevo prólogo y una semblanza nunca antes publicada escrita por el hermano mayor de Alan Turing.»


“Este libro contiene casi todo lo esencial de la biografía de un hombre singular que murió trágicamente en junio de 1954, en la plenitud de la vida y en medio de una investigación que hoy en día puede resultar todavía más novedosa e importante si cabe que el trabajo terminado que tanto honor y celebridad le dio.”

[Del prólogo a la primera edición]

Cubierta de Alan Turing. Más que un enigma

Cubierta de: ‘Alan Turing. Más que un enigma’

Alan Mathison Turing (nació el 23 de junio de 1912 en Paddington, Londres) es reconocido en la actualidad como una de las figuras intelectuales más importantes del siglo XX, si bien su celebridad sólo le llegó a partir de los años setenta del pasado siglo, una vez que se hiciera público que su contribución para descifrar el famoso código alemán “Enigma” durante la Segunda Guerra Mundial había sido decisiva. Poco después de su muerte, ocurrida en 1954, -un suicidio, según unos, en medio de la depresión que le causó la castración química a la que fue sometido, o un evenenamiento urdido por los servicios secretos británicos, según otros- su madre, Sara Stoney Turing, publicó esta biografía que cuenta de manera caleidoscópica la fascinante vida de un hombre cuyas contribuciones a la lógica, las matemáticas, la computación, la inteligencia artificial o la biología computacional no han dejado de causar asombro. Con ojos de madre, Sara Turing desgrana el en libro toda una serie de anécdotas que ilustran, la excentricidad, el genio o el poder de las intuiciones científicas de su hijo. El libro se completa con una introducción de Martin Davies y con una semblanza personal del hermano mayor de Alan (Mi Hermano AlanJohn F. Turing), no publicada hasta ahora, que pone de manifiesto las tensiones que su carácter y orientación sexual provocaron en las relaciones con su familia y que arrojan una nueva luz sobre el propio hombre Alan Turing. Un ejercicio que, puede decirse, “descodifica” su mente y la de su familia.

“Mi madre ha escrito una biografía de mi hermano Alan. A sus setenta años éste ha sido un ‘tour de force’ para ella. Justos han sido los elogios que, procedentes de otros mejor cualificados que yo para juzgarla, ha recibido esta obra como estudio acerca de la vida de alguien que sin duda llegó a convertirse en un genio matemático.”
[Mi hermano Alan, Pág.259]

Alan Turing: una breve biografía

Martin Davis, Profesor Emérito, Departamento de Ciencias de la Computación y Instituto Courant de Ciencias Matemáticas, Universidad de Nueva York, conocido por su trabajo en máquinas Post-Turing.

El libro:
Alan M. Turing. Más que un enigma (título original: Alan M. Turing: Centenary Edition, 2012) ha sido publicado por la Editorial Tecnos en su Colección Filosofía y Ensayo. Traducción de Rodrigo Neira CastañoEncuadernado en rústica con solapas, tiene 304 páginas. 

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

http://www.turing.org.uk/publications/dnb.html

Para saber más:
http://www.turing.org.uk/

Alan Turing junto a la máquina con la que descifró el código Enigma de los nazis, en Bletchley Park

Alan Turing junto a la máquina con la que descifró el código ‘Enigma’ de los nazis, en Bletchley Park

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«Alan Turing» de B. Jack Copeland

Alan Turing. El pionero de la era de la información.

Muy buenos días a todos.
Ya sabéis que de vez en cuando en mi blog pongo algún artículo publicado en algún medio de comunicación que me parece de verdad interesante. Esto es lo que me ha pasado con un artículo firmado por Miguel Ángel Delgado publicado el día 1 de diciembre de 2013 en el diario ABC (edición Madrid, España, y edición digital).

El enigma de «Enigma»: cuando las matemáticas ganaron la guerra

Una biografía de Alan Turing arroja nuevos datos sobre la historia del desciframiento de la máquina

Alan Turing (Foto: ABC)

Alan Turing (Foto: ABC)

Un monumento en Londres rinde homenaje a los héroes de la Batalla de Inglaterra. En él figuran aviadores, soldados, el pueblo bombardeado, las mujeres en las fábricas… Al pie se recoge la frase de Churchill, «nunca en la historia del conflicto humano, tantos debieron tanto a tan pocos». Pero hay una grave carencia, la de los científicos y el personal de Bletchley Park, una mansión reconvertida en instalación militar que albergó la supersecreta GC&CS (Escuela de Códigos y Cifrados del Gobierno), encargada de descifrar las comunicaciones de la red alemana «Enigma».
Un reciente libro («Alan Turing. «El pionero de la era de la información», de B. Jack Copeland, Turner) ofrece un relato preciso de una contribución decisiva a la victoria aliada. Existe consenso en que, sin ella, el curso de la guerra habría cambiado: Inglaterra podía haber sucumbido, el desembarco de Normandía haberse retrasado o fracasado, y el conflicto alargado dos o tres años, con consecuencias imprevisibles.

Inventada en 1918
«Enigma» había sido inventada en 1918 por Arthur Scherbius, y mejorada en 1930. Era una especie de máquina de escribir a la que se añadían tres rotores (cuatro desde 1942) de un total de cinco (posteriormente ocho). La clave dependía de qué rotores se escogían, el orden en que se colocaban, y en qué posición. Los operadores (en los despachos de Berlín, los puestos de mando, en el interior de los tanques, en los submarinos, en los bombarderos, donde fuera, porque «Enigma» era portátil) llevaban con ellos las instrucciones de cómo debían colocarse los rotores, y estas posiciones cambiaban cada pocos días.
Los polacos habían hecho avances penetrando una primera «Enigma», la misma que fue facilitada por Alemania a Franco en la Guerra Civil y que permitió a Berlín espiar sus comunicaciones. Pero inmediatamente antes de la invasión de Polonia, los alemanes añadieron otro elemento de seguridad, un clavijero de configuración también variable. «Enigma» se volvió indescifrable, aunque eso era matizable: mientras la red de la Luftwaffe fue penetrada justo a tiempo de revelar el inminente inicio del «Blitz», la de los submarinos, con medidas de seguridad adicionales, se resistía.

Pionero en la comunicación
Uno de los principales cerebros de Bletchley Park era Alan Turing. Cuando se hizo evidente que descifrar «Enigma» sería, ante todo, una labor matemática, los responsables de inteligencia no dudaron en contratar a un joven que ya descollaba como un pionero de la computación. Sin embargo, los militares desconfiaban de los matemáticos por su difícil relación con la disciplina. Uno de los méritos de Churchill fue comprender desde el primer momento que la capacidad para combinar su labor con las acciones militares sobre el terreno sería la única forma de actuar.
Con paciencia, ecuaciones e intuiciones para aprovechar ocasionales fallos de seguridad, el equipo capitaneado por Turing encontró pautas en los mensajes que permitieron entender detalles del funcionamiento, pero el grueso permanecía impenetrable. Para conseguir un avance significativo, pronto resultó evidente que la Marina debería capturar «pellizcos»; es decir, elementos físicos de «Enigma».

Cubierta de: Alan Turing

Cubierta de: Alan Turing

El valor de un marino
Era una labor ímproba, porque los alemanes tenían órdenes de deshacerse de todo al ser abordados. Pasaron largos meses sin resultados, hasta que, el 26 de abril de 1940, un marino inglés logró rescatar del agua una bolsa arrojada desde un buque alemán tirándose al mar. La información allí encontrada, aunque fragmentaria, permitió confirmar las ideas de Turing sobre cómo funcionaba la máquina, pero aún faltaba para penetrarla por completo.
Otros «pellizcos» se consiguieron asaltando buques meteorológicos, que al viajar muy hacia el norte llevaban las claves para períodos más largos. Pero el golpe más espectacular fue la primera captura de un submarino, el U-110, tras sus ataques contra un convoy el 9 de mayo, y que tenía su «Enigma» aún conectada cuando fue registrado. La única explicación es que su capitán, Julius Lemp, un héroe de guerra caído en desgracia ante Hitler, y que desapareció en el agua en algún momento del rescate, pensó erróneamente que el submarino se hundiría.

Máquinas de cálculo
Para entonces, ya estaban en funcionamiento las «bombas» de Turing, enormes máquinas de cálculo analógicas, que rastreaban la riada de mensajes interceptados en busca de configuraciones de los rotores que dieran textos legibles. Para entonces, 9.000 personas trabajaban en Bletchley Park. Dos mil de ellos estaban asignados a la tarea de supervisar los resultados.
Pronto todo el ejército alemán fue transparente para unos ingleses que leían los comunicados al poco de ser emitidos. Con consecuencias demoledoras: los submarinos fueron fácilmente cazados y esquivados; Rommel fue derrotado al conocerse sus problemas de combustible; y los soviéticos vencieron en Kursk al darles los británicos información sobre los blindados alemanes. Durante el contraataque que les llevaría hasta Berlín, los rusos se hicieron no sólo con las redes de «Enigma» que se fueron encontrando, sino también con las de «Tunny», una máquina aún más perfeccionada, que entró en pleno funcionamiento en 1942, y que elevaba los rotores a 12, además de tener un método de encriptamiento automático distinto a «Enigma».

Comunicación reventada
Lo más fascinante de «Tunny» es que los criptoanalistas de Bletchley Park consiguieron penetrarla sin ver la máquina. A partir únicamente de la señal recibida, el coronel John Tiltman, con una prodigiosa capacidad intuitiva, logró reventar una comunicación de 4.000 caracteres. Posteriormente, un matemático, Bill Tute, dedujo el funcionamiento completo de la máquina. Unido a los métodos de Turing, eso permitió que Tommy Flowers construyera en enero de 1944 «Coloso», el primer gran ordenador, que terminó de vencer definitivamente a «Tunny». Tiltman, Tute y Flowers son otros nombres que deberían acompañar a Turing en el monumento londinense.
Gracias al dominio de «Tunny», Churchill tuvo acceso a información sobre los planes de Stalin cuando los rusos se hicieron con ella. En la Guerra Fría continuó la batalla por la encriptación, por lo que los trabajos de Bletchley Park permanecieron clasificados. Hoy sabemos que marcaron un hecho sin precedentes: por primera vez, la victoria se inclinó hacia el bando que, junto a hombres y equipo, fue capaz de sumar a sus fuerzas las mejores mentes matemáticas (en el caso de Turing y el equipo de Bletchley Park) y los mayores físicos (en el del proyecto Manhattan).

Nunca algo tan teórico tuvo resultados tan inmediatamente palpables para tantos.

Un auténtico genio del siglo XX
Alan Turing (1912-1954) fue un genio del siglo XX. En 1936 desarrolló su «máquina universal», antecedente del ordenador. Tras la guerra, participó en la creación de las grandes computadoras británicas.Teorizó sobre la inteligencia artificial, y estableció un test para detectarla. Condenado a un tratamiento hormonal por su homosexualidad, fue encontrado muerto el 7 de junio de 1954. Se dictaminó suicidio por arsénico. Sin embargo, Copeland lo considera un caso abierto, y no descarta el asesinato por razones de inteligencia. En 2009, Gordon Brown leyó una disculpa pública del Gobierno: «Su tratamiento fue injusto, y me agrada tener la oportunidad de decir cuánto siento, cuánto sentimos todos nosotros, lo que le ocurrió».

Miguel Ángel Delgado

Miguel Ángel Delgado

El autor del artículo:
Miguel Ángel Delgado nació en Oviedo, Asturias, España en 1971, es periodista, escritor y crítico cinematográfico, autor de Ya no se hacen películas como las de antes… pero no importa (Laria, 2009). Sobre Tesla ha escrito en diarios, revistas y blogs, y es editor de los dos textos autobiográficos recogidos en Yo y la energía (Turner, 2011) y Firmado: Nikola Tesla. Escritos y cartas, 1890-1943 (Turner, 2012)

El autor del libro:

Brian Jack Copeland

Brian Jack Copeland

Brian Jack Copeland nació en Inglaterra en 1950, es profesor de filosofía en la universidad neozelandesa de Canterbury, tras licenciarse y doctorarse en la universidad de Oxford. Desde 1985 dirige el Archivo Turing para la Historia de la Computación. En su bibliografía destacan los libros: Artificial Intelligence (1993), Logic and Reality Essays on the Legacy of Arthur Prior (1996), The Essential Turing (2004), Alan Turing’s Automatic Computing Engine (2005) y Colossus: the Secrets of Bletchey Park’s Codebreaking Computers (2006).

El libro: 
Alan Turing. El pionero de la era de la información (título original: Turing: Pioneer of the Information Age, 2013) ha sido publicado por la Editorial Turner en su Colección Noema. Traducido del inglés por Cristina Núñez Pereira. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 336 páginas.

Lee un extracto del libro.

Como complemento pongo un raro documental subido por mishima1970 donde se  traza la decadencia y posterior muerte del genio matemático y uno de los fundadores de la computación moderna.

The Death of Alan Turing

Para saber más:

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