«Solo aquellos que posean la llave que libera al intelecto
podrán descubrir lo que la naturaleza esconde»
Reseña escrita por Merche Rodríguez Calzado
“Desde el principio de los tiempos han existido innumerables razas que hoy en día se creen extintas o ficticias. Quizá la realidad se haya deformado con el paso del tiempo o, tal vez, la sociedad sea incapaz de reparar en la presencia de estas criaturas. Sólo aquellos libres de prejuicios podrán hallar la verdad sobre estos seres. Sólo aquellos que posean la llave que libera el intelecto podrán descubrir lo que la naturaleza esconde”. Así empieza “Casi olvidados” el álbum ilustrado de Marta Soto Paciencia, una joven artista zaragozana que transformó su trabajo de fin de grado en un libro delicadamente editado por Pintacoda, un pequeño sello de Ejea de los Caballeros.
Cubierta de: ‘Casi Olvidados’
Marta es inquieta, curiosa y tremendamente dinámica y algo de ello se percibe incluso en su libro que en un primer momento tenía que haber sido un bestiario tradicional. Esa al menos era la idea inicial cuando finalizó sus estudios de ilustración en la Escuela de Arte de Zaragoza, pero a punto de presentarlo se estrenó una película en la línea del trabajo que había hecho y a dos meses de entregarlo, decidió cambiar el proyecto y de esa decisión nacieron los personajes que pueblan las páginas de su álbum.
Sus profesores le habían pedido originalidad y un producto que pudiera ser puesto a la venta casi de inmediato. Desde luego tuvieron que quedar complacidos, primero porque consiguió el premio extraordinario y después porque eran tan originales que no existían hasta que ella les dio cuerpo con sus dibujos y alma, con los textos que escribió para ellos. Y un universo así, imaginado pero inspirado en la intangibilidad que nos rodea, tenía que habitar en su propio mundo de papel.
Por su páginas se pasean los Púrpuris, que son unos seres pequeños encargados de dar color a la vida y que cada día, con la salida del sol, renacen. También los Tejedores de sueños, creados por la luna para velar por el descanso de los mortales y con un gran poder del que se aprovecharon para dominar a los más débiles a través de sus sueños hasta que su madre selenita, roja de ira, les castigó negándoles su luz cada 28 días.
En Casi olvidados, también tienen un hueco especial los Venerables que habitan en las nubes, creados por los dioses con tres ingredientes básicos: sabiduría, nobleza y libertad y que un ojo avezado puede distinguir en el cielo. Y a ellos se suman, los Jinetes de caracoles, las Hijas de los ríos, las Cabezas de junco o las Luciérnagas brincadoras como personajes con los que la autora soñó frente a mundo en el que “la fantasía cotiza a la baja porque es todo muy tecnológico; me parecía una buena forma de decir que hay que descubrir la magia que tenemos alrededor porque la hemos hecho invisible. Hay que abrir más la mente… ¡hay que seguir soñando, coño!”, me dice cuando le pregunto por qué esta temática. Espontánea como es ella.
Y no me extraña que le haya crecido todo este universo en esa cabeza que no para. Siempre en movimiento. Por eso no estudió Bellas Artes, porque era demasiada teoría, y a cambio se hizo tres grados: ilustración, escultura y animación. Y, principalmente, prácticos.
En su pueblo, Magallón, el mismo al que este pasado verano se le tiño el horizonte de negro con el pavoroso incendio que recorrió los pies del Moncayo, hay una escultura suya que homenajea a la mujer y que se llama La Pulida Magollenera o La Olivera. Cuando la esculpió sólo contaba con 25 años la criatura. Desde entonces, ha participado en diferentes exposiciones tanto grupales como en solitario, es autora de Casi olvidados, ilustradora también del álbum Alina y ha formado parte de eventos artísticos como el que organizó el Ayuntamiento de Zaragoza el pasado año en el que los artistas participantes le crearon un alma a los bancos del parque José Antonio Labordeta pintándolos con diferentes motivos.
En la actualidad está preparando un cómic con guion de su hermana,
Beatriz Soto, realizadora de cine y guionista.
La autora:
Marta Soto delante de su escultura, La olivera ©MR (Merche Rodríguez Calzado)
Marta Soto Paciencia (Magallón, Zaragoza, 1988) ilustradora, escultora y animadora. Estudió todas estas disciplinas en la Escuela de Arte de Zaragoza, y obtuvo el premio extraordinario en sus dos últimos proyectos finales de Grado Superior. Ha participado en diversas exposiciones y varios concursos de pintura y escultura. Suele colaborar con su hermana Beatriz Soto Paciencia en otros proyectos artísticos como ilustradora, directora de arte y editora audiovisual.
Apasionada de la literatura fantástica, los cómics y el cine. Le gusta crear personajes imaginando cuáles serán sus historias. Para darles vida, disfruta haciendo figuras y animaciones de los mismos.
El libro:
Casi olvidados ha sido publicado por la Editorial Pintacoda en la categoría de Ilustración Infantil y Juvenil. Encuadernado en tapa dura y formato 240 x 220mm, tiene 84 páginas.
Como complemento pongo un vídeo en el que Marta Soto Paciencia nos habla de su libro Casi olvidados.
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Para saber más:
https://mujeresartistasrurales.es/user/marta_soto/
https://www.instagram.com/martasotopaciencia.art/
Reseña escrita por Maudy Ventosa.
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