«Nueva edición actualizada hasta las últimas elecciones de julio de 2016» .
Cubierta de: ‘Breve historia de España’
Han pasado más de veinte años desde la primera edición de Breve Historia de España que se publicó en 1995. De aquella edición de 748 páginas hemos pasado a esta que tiene 904. Más de 150 páginas de Historia se han añadido en este tiempo.
De Breve Historia de España se ha dicho que es el best seller más importante de la historiografía española de los últimos años. Su impacto se reflejó pronto no sólo en las numerosísimas reimpresiones del libro y en la multiplicación de lectores en todo el mundo, por las traducciones que de él se han hecho, sino también porque su éxito volvió a poner de moda la historia de España. Un admirable dominio del arte de la síntesis, un estilo ameno y directo y la reivindicación de la realidad histórica de España dan razón de la popularidad del libro.
Con un admirable dominio de la síntesis, Fernando García de Cortázar y José Manuel González Vesga nos ofrecen una nueva edición actualizada hasta las últimas elecciones de julio de 2016 de su Breve Historia de España. Una exposición de nuestros siglos de historia, de sus crisis y titubeos, de sus logros socioeconómicos y de sus esperanzas de mejora. Historia que no ha de ser sólo la de sus reyes y héroes, sino también la del arado y la oveja, los viajes marítimos y la burocracia, las leyes y los libros, y, sobre todo, un recuerdo de quienes aguantaron los golpes de la explotación y el dolor. Este texto, aspira a acompañar a España desde sus orígenes, sin otro deseo que el de ayudarle a transitar por el siglo XXI a hombros de la historia, un arma cargada de futuro y utopía.
Los autores: Fernando García de Cortázar y Ruiz de Aguirre nació en Bilbao, el 4 de septiembre de 1942. Es un sacerdote jesuita e historiador español. Galardonado con el Premio Nacional de Historia 2008, es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto, ha convertido nuestro pasado en tema de grandes best sellers sin necesidad de traicionar el rigor histórico: convencido de que «la historia es siempre la crónica de una aventura», su talento consiste en saber contarla. Lejos de la erudición inútil, su formación humanística y su larga experiencia como catedrático de la Universidad de Deusto (Bilbao) le sirven para iluminar, con belleza y sencillez, el mundo de luchas, pasiones, temores, utopías y cambios en el que se desenvuelve la vida de todas las épocas. Con una admirable capacidad para encerrar en frases breves e inolvidables todo el significado de una gesta heroica o de un momento político, los libros de García de Cortázar tienen ávidos lectores entre el público de todas las edades, como lo demuestra el éxito de su Pequeña historia del mundo y de su Pequeña historia de los exploradores. Más de sesenta títulos hacen del escritor bilbaíno uno de los favoritos indiscutibles del mercado editorial en lengua española en los últimos años. Cabe destacar, entre otros: Breve historia de España, Los perdedores de la historia de España, Historia de España. De Atapuerca al Estatut, Historia del mundo actual, Los mitos de la historia de España,Atlas de historia de España,Breve historia de la cultura en España o Historia de España desde el arte, galardonada con el Premio Nacional de Historia.
José Manuel González Vesga
Fernando García de Cortazar
José Manuel Gil Vegas es Doctor en Psicología Industrial, Profesor de la Deusto Business School.Es también Presidente Ejecutivo de Sinergos, empresa consultora especializada en proyectos de cambio y desarrollo de las organizaciones, que fundó en 1995 y desde la que ha dirigido proyectos de cambio en empresas de todos los sectores y tamaños.Es profesor de la Universidad de Deusto desde hace más de 25 años, autor de diversas publicaciones, profesor invitado en foros tanto españoles como extranjeros, coach de alta dirección y un activo conferenciante.
El libro: Breve historia de España. Nueva edición actualizada ha sido publicado por Alianza Editorial en su Colección de Libros Singulares. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 904 páginas. Incorpora cinta de guía de lectura.
«El ensayo desvela los prejuicios y tabúes que rodeaban los usos amorosos del posfranquismo y la democracia»
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Cubierta de: Éramos mujeres jóvenes
¿Cómo atreverse a plantear una reflexión sobre las relaciones afectivas y sexuales desde la perspectiva de las mujeres? ¿Y si esas mujeres son las nacidas en España entre finales de la década de los cincuenta y comienzos de la de los setenta? ¿Cuánto queda del mito romántico? Todas estas cuestiones, y muchas consideraciones más, constituyen el argumento de Éramos mujeres jóvenes. Una educación sentimental de la Transición española, escrito por Marta Sanz, reciente ganadora del Premio Herralde de Novela y una de las autoras más brillantes y reconocidas de las últimas décadas Este nuevo título que publica la Fundación José Manuel Lara, a medio camino entre el ensayo, la memoria personal y el reportaje, propone una aproximación subjetiva a los prejuicios y los tabúes que rodeaban los usos amorosos del posfranquismo y la democracia, a fin de desdecir o de matizar muchos de los lugares comunes que siguen asociados a la vida sentimental de las mujeres.
“Conceder la palabra a las mujeres es un acto de justicia que repara el silencio y la invisibilidad”, afirma la autora.
A partir de un discurso reivindicativo, repleto de guiños al lector, el ensayo busca la complicidad de un público no necesariamente femenino. Para ello, la autora se ha valido de la evocación de sus propias vivencias, que ha alternado con las de un grupo de amigas más o menos coetáneas, sus corifeas que comparten con la autora su experiencia, sus referentes culturales, sus deseos, sus descubrimientos o sus decepciones desde la adolescencia a la edad madura. Investigación, reportaje o diario íntimo… El libro ha pasado por sucesivas fases en su gestación: “Al principio –indica Marta Sanz– pensé plantearlo como un relato de experiencias personales en el que el componente autobiográfico se relacionase con el contexto, con el cambio de época. Es decir, pensé en escribir Éramos mujeres jóvenes siguiendo un procedimiento muy parecido al que había seguido para escribir mi novela autobiográfica La lección de anatomía. Sin embargo, me di cuenta de que esa perspectiva era demasiado limitada y decidí completarla con reportajes, noticias, estadísticas y, lo más importante de todo, con la mirada de otras mujeres nacidas entre finales de la década de los cincuenta y mediados de la década de los setenta”.
Para ello, la autora preparó un cuestionario que ellas generosamente respondieron, preguntas que de algún modo vertebran Éramos mujeres jóvenes y que tratan sobre el descubrimiento del cuerpo y del placer, la fidelidad, la educación sexual, las amigas y lo que se comparte con ellas, la seducción o las nuevas maneras de relacionarse. “Yo discuto con algunas de estas mujeres, me identifico con otras y ellas, entre sí, establecen afinidades o relaciones imposibles. Me parece que uno de los aspectos más interesantes del libro es ver cómo la mirada de cada una de esas mujeres se convierte en personaje y se empieza a establecer una conversación entre las diferentes voces: en algunos casos mujeres con un perfil generacional y sociológico muy similar tienen percepciones muy diferentes de su sexualidad. Otro aspecto que me sorprendió muchísimo es que todas tenían muchas ganas de contar. De recordar y verbalizar para entender”, indica.
Con Marta Sanz (Foto de archivo)
Aunque partió de ciertas ideas preconcebidas y de experiencias marcadas por la propia biografía personal, el libro se fue modificando con la realidad de la escritura. “Por eso –explica Marta Sanz-, escribir es una acción que nos sirve para comunicarnos con los demás y a la vez es un proceso de indagación y descubrimiento. En este sentido, Éramos mujeres jóvenes no ha sido una excepción. Además yo misma me he visto obligada a replantearme muchos de mis prejuicios en función de los relatos de las otras mujeres que hablan a lo largo de estas páginas”. El resultado es un libro que nos depara sorpresas, ya que indagar en temas tan personales y
controvertidos da para algunos sobresaltos: “Yo me he sorprendido mucho, desde luego, porque creo que con este libro se desmitifican algunos tópicos y se dotan de nuevos significados algunos conceptos sobre los que habíamos dejado de pensar. Con qué palabras rellenamos el amor, una sexualidad satisfactoria, qué significa el miedo a la soledad o al envejecimiento… Mientras hablaba con mis amigas, leía sus cuestionarios, pensaba en mí misma y escribía, me daba cuenta de lo difícil que es deslindar ciertos comportamientos eróticos universales de ciertos comportamientos locales e históricamente condicionados. De lo difícil que es tomar la decisión de si ciertas conductas eróticas son el resultado de la edad o del hecho de vivir en un determinado periodo de la historia, o de las dos cosas a la vez. Incluso me di cuenta de lo difícil que es separar lo biológico de lo cultural”. Lúcido, comprometido y bienhumorado, el libro traza un revelador autorretrato generacional en torno a cuestiones que rara vez trascienden las conversaciones íntimas, por lo que la mirada literaria de Éramos mujeres jóvenes puede entenderse como una aproximación nada autoritaria a la construcción del relato histórico. “La íntima mirada y el lenguaje literarios –indica la autora- sirven para reflexionar sobre asuntos que nos afectan colectivamente y para intentar paliar comportamientos que nos dañan y que a menudo nosotras mismas tenemos interiorizados. Forman parte de lo que consideramos ‘normalidad’. Insisto en que en Éramos mujeres jóvenes es muy importante analizar el significado de las palabras que se nos cuelan en la vida cotidiana. Las palabras con las que pensamos nuestra vida y nuestra sexualidad como parte de nuestra vida. Además, en este libro se está activando una metáfora que usé en una novela anterior, ‘Daniela Astor y la caja negra’: a través de la curiosidad, la esperanza y el miedo coaligados, la Transición española se identifica con la pubertad de las mujeres adolescentes y jóvenes de aquella época”.
Y lejos de lo que se puede pensar, no es un libro especialmente pensado para mujeres, sino que “va dirigido a personas curiosas que quieren aproximarse a la realidad, cotejar lo que se dice con su propia experiencia, ser un participante más en esa conversación que articula el texto. Creo que conceder la palabra a las mujeres es un acto de justicia que repara el silencio y la invisibilidad. Pero, además, cuando las mujeres se piensan y buscan palabras para describirse en clave de género están pensando y redefiniendo también a los hombres, los límites y solapamientos entre los géneros, abundando en el hecho de que el género sea una construcción cultural y en la posibilidad de que existan otras opciones, no ya sexuales, sino genéricas. Es un libro que hablando desde la ‘heteronorma’ trata de expresar en qué sentido nos ha hecho daño de modo muy especial a las mujeres. Por otra parte, en Éramos mujeres jóvenes un hombre responde al mismo cuestionario al que han contestado mis colaboradoras y los resultados son sorprendentes, porque nos hacen replantearnos la serie de adjetivos con los que solemos rellenar lo femenino y lo masculino”. Y esta reflexión literaria, además de sorpresas, ha deparado algunas decepciones, y quizás la mayor sea:
“la de tomar conciencia de que la emancipación respecto a la figura del padre y del marido pasa por la necesidad de ser económicamente autónomas, y de que esa autonomía económica nos exige ser sujetos activos en un campo laboral que nos discrimina, nos explota y nos convierte en víctimas de la precariedad. La mayor decepción tiene que ver con la lucidez sobre la doble explotación en el ámbito privado y público. También ha resultado muy decepcionante pensar que habíamos ganado luchas que verdaderamente no hemos ganado porque nuestra diferencia sigue siendo una desventaja”.
Se desvelan intimidades también en el libro, pero nunca de una manera espectacular ni pornográfica. “Ni tampoco con el tono cotilla de la confidencia. Se habla para entender y el lenguaje siempre actúa como un filtro de pudor. Uno de los temas principales del libro es la pregunta que gira en torno a si la pornografía es la banalización mercantilista del sexo, la rutinización del sexo, que bajo la apariencia de la liberación cada día nos objetualiza más y más. Parece que, después de la represión franquista y nacional-católica, a menudo el sexo se entiende como una exigencia atlética, un tener que estar a la altura, una necesidad que tiene mucho de pulsión instintiva y de necesidad subjetiva creada por la publicidad y la sociedad de mercado. Hemos pasado de sentirnos insatisfechas por un ideal romántico que nunca se hacía realidad, a sentirnos insatisfechas por una expectativa erótica que nos recauchuta y nos violenta quirúrgicamente y nos obliga a consumir a todas horas para estar perfectas y practicar «con eficiencia» el sexo. Agotador”, indica Marta Sanz, que destaca, por último, que “el libro no tiene moralejas, ni recetas, ni consejos, ni triunfalismos. No hay ni la más mínima pretensión de decirle a nadie cómo debe vivir su vida desde un punto de vista erótico. No hay conductas buenas ni conductas malas. El texto se coloca en las antípodas de la autoayuda. Cuestiona qué significa ser liberal o ser reaccionario en materia erótica. Relaciona el consumismo con el sexo y el modelo económico con los modos de vivir la sexualidad. De modo que el libro moralejas no tiene, pero inevitablemente sí parte de un determinado enfoque ideológico. Decir otra cosa me parecería ser deshonesta con quienes elijan leer Éramos mujeres jóvenes. Cada persona que lea el libro tendrá que tomar sus decisiones entre la polifonía y la diversidad de enfoques que se recogen en él”. Incorpora dieciséis páginas con fotografías alusivas al contenido del libro.
Tengo que reconocer que Marta Sanz, junto a Pilar Adón son mis musas y mis escritoras favoritas.
La autora: Marta Sanz Pastor nació en Madrid en 1967. Es doctora en Filología. Ha publicado las novelas El frío, Lenguas muertas, Los mejores tiempos, Premio Ojo crítico 2001,Animales domésticos, Susana y los viejos, finalista del Nadal en 2006, y La lección de anatomía (2008), Black, black, black (2010), Un buen detective no se casa jamás (2012), Daniela Astor y la caja negra (2013) y Farándula (Premio Herralde 2015). Es autora de los relatos reunidos en El canon de normalidad (2006) y de los poemarios Perra mentirosa (2010), Hardcore(2010), Vintage (2013) y Cíngulo y estrella (2015), así como de los ensayos recopilados en No tan incendiario (2014). En 2007, publicó Metalingüísticos y sentimentales, antología de poesía española contemporánea, y recibió el Premio Mario Vargas Llosa NH de Relatos.
El libro: Éramos mujeres jóvenes. Una educación sentimental de la Transición española ha sido publicado por la Fundación José Manuel Lara fuera de colección. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 232 páginas.