La tesis central de «Los ángeles que llevamos dentro» es que nuestra época es menos violenta, menos cruel y más pacífica que cualquier periodo anterior de la existencia humana.
La disminución de la violencia se refiere a la violencia dentro de la familia, en los vecindarios, entre las tribus y entre los Estados. Las personas que viven en la actualidad tienen menos posibilidades de morir de muerte violenta o sufrir por la violencia o la crueldad que otros que las personas que han vivido en cualquier siglo pasado.
Pinker da por sentado que muchos de sus lectores se mostrarán escépticos por esta afirmación, así que dedica seis sustanciosos capítulos a documentarla. A lo mejor esto suena a bodrio pero, para cualquiera que esté interesado en comprender la naturaleza humana, el material es fascinante y, cuando la cosa se pone dura, Pinker sabe aligerarla con comentarios irónicos y un toque de humor.
«¿Por qué existen las guerras? ¿Podemos preguntarnos por qué existe la paz?…»
Estas son algunas de las preguntas que Steven Pinker se plantea en El ángel que hay en nosotros, una obra excepcional en la que nos expone las investigaciones que ha llevado a cabo sobre la preponderancia de la violencia a lo largo de la historia. Estas investigaciones le han llevado a concluir que, pese a las guerras de Irak, Afganistán, Darfur y de otros conflictos actuales, vivimos en una época en la que la violencia ha disminuido enormemente respecto de tiempos pasados.
La violencia es un fenómeno que se ha desarrollado durante milenios y no cabe duda de que, como nos explica Pinker, su declive tiene unas profundas implicaciones. Disfrutamos la paz de la que gozamos ahora porque las generaciones pasadas vivieron atenazadas por la violencia y ello les obligó a esforzarse para ponerle límites, y en el mundo contemporáneo somos nosotros quienes debemos trabajar para ponerle fin. No debemos dejarnos llevar por el optimismo pero, al menos, ahora sabemos que este es un objetivo que está a nuestro alcance.
En definitiva, esta nueva obra de Steven Pinker abre una nueva perspectiva a las ciencias y a nuestra idea del hombre. Y es que la constatación de que la violencia ha disminuido a lo largo de los siglos quiere decir que algo habremos hecho bien. Y sería estupendo saber, con toda exactitud, qué es.
No son sólo las muertes en las guerras, sino también los asesinatos, lo que disminuye a largo plazo. Incluso esos pueblos tribales ensalzados por los antropólogos por su “amabilidad”, como los semai de Malasia, los kung del Kalahari y los inuit del Ártico Central, resultan tener unos índices de asesinatos que son, en relación con la población, comparables a los de Detroit. En Europa, la probabilidad de ser asesinado es ahora menos de la décima parte, y en algunos países solo la quinceava parte, de la que uno habría tenido de haber vivido hace 500 años. Los índices de EE.UU. también han disminuido considerablemente en los dos o tres últimos siglos. Pinker considera que esta disminución forma parte del “proceso de civilización”.
Durante la Ilustración, en la Europa de los siglos XVII y XVIII y en los países bajo influencia europea, tuvo lugar otro cambio importante. La gente empezó a observar con recelo las formas de violencia que anteriormente se habían dado por sentadas: la esclavitud, la tortura, el despotismo, los duelos y las formas extremas de castigo cruel. Incluso empezaron a alzarse voces en contra de la crueldad con los animales. Pinker se refiere a esto como la “revolución humanitaria”.
en el siglo XIII, las brutales conquistas mongolas acabaron con 40 millones de personas -no tan lejos de los 55 millones que murieron en la Segunda Guerra Mundial -en un mundo que sólo tenía la séptima parte de la población de mediados del siglo XX. Los mongoles rodeaban y masacraban a sus víctimas a sangre fría, igual que hacían los nazis, aunque solo tenían hachas de guerra en lugar de pistolas y cámaras de gas. Desde 1945, hemos sido testigos de un nuevo fenómeno conocido como la “larga paz”: desde hace 66 años, las grandes potencias, y los países desarrollados en general, no han librado guerras entre ellas. Más recientemente, desde el final de la Guerra Fría, una “nueva paz” más amplia parece haberse consolidado. Por supuesto, no es una paz total, pero se ha producido una disminución de todas las clases de conflictos organizados, entre ellos las guerras civiles, los genocidios, la represión y el terrorismo. Pinker admite que quienes siguen la información de los medios de comunicación tendrán una especial dificultad para creerlo pero, como siempre, presenta estadísticas para respaldar sus afirmaciones.
Steven Arthur Pinker nació el 18 de septiembre de 1954, en Montreal, Canadá. Es un prominente psicólogo experimental norteamericano, científico cognitivo, lingüista y un popular escritor. Es profesor en el Harvard College y titular del “Johnstone Family Professorship” en el Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard. Es conocido por su defensa enérgica y de gran alcance de la psicología evolucionista y de la teoría computacional de la mente. Sus especializaciones académicas son la percepción y el desarrollo del lenguaje en niños, es más conocido por argumentar que el lenguaje es un «instinto» o una adaptación biológica modelada por la selección natural. Sus cuatro libros dirigidos al público en general —El instinto del lenguaje, Cómo funciona la mente, Palabras y reglas y La tabla rasa— han ganado numerosos premios y le han dotado de renombre.
Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones, cuyo título original es «The Better Angels of Our Nature: The Decline of Violence In History And Its Causes: A History of Violence and Humanity», Penguin; ha sido editado por Paidós en su colección Transiciones. Traducido por Joan Soler Chic, está encuadernado en tapa dura con sobrecubierta y tiene 1.104 páginas.
Como complemento pongo un vídeo del programa de Eduardo Punset en TVE2, «Redes» en el que entrevista a Steven Pinker titulado:
El declive de la violencia
http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-declive-violencia/1138809/
Para saber más:
Un artículo titulado «El misterio de la Conciencia». Muy interesante