
Escritores rusos coincidieron hoy en La Habana en que la narrativa y la poesía contemporáneas en su país se debaten entre rupturas y continuidades con respecto a la literatura del período soviético.
El narrador y periodista Zajar Nikolaévich Prilepin (1975) -invitado a la 21 Feria Internacional del Libro Cuba 2012- analizó en un salón de la fortaleza habanera de la Cabaña el estado de la literatura en la Rusia actual y aportó algunas reconsideraciones sobre la cultura soviética.
Prilepin manifestó cómo -tras la crisis de la década de los años 80 del pasado siglo- la negación total de la literatura canónica de la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS) dejó a las nuevas generaciones sin héroes y significó una renunciación a ciertos valores como el coraje y el patriotismo.
«Nosotros mismos nos hemos robado», dijo, y lamentó el desprecio de hoy por autores de la talla de Maxim Gorki o Mijail Shólojov (Premio Nóbel, 1965), quienes no discreparon abiertamente con el gobierno de los soviets.
Es cierto que se cometieron muchos errores entonces, pero eso no quiere decir que no existieran aciertos, señaló el intelectual.
Rememoró, además, la literatur
a de inicios de la última década del siglo XX, que recurrió a la ironía y la burla dirigidas a los mitos históricos y artísticos erigidos en la etapa precedente.
Esa tendencia fue superada -aseveró-, porque no se puede vivir eternamente en una atmósfera irónica; más tarde, el liberalismo ha vuelto a recurrir a grandes figuras de la historia para legitimarse, apuntó.
Hoy nuestros héroes nacionales son cantantes y conductores de televisión, cosa que crea disonancias entre muchas personas, concluyó Prilepin.
El poeta, enyista y editor Maxim Albértovich Amelin (1970) se refirió, a su vez, a la lírica surgida en los últimos 20 años, tras el desmembramiento de la URSS y la instauración del régimen capitalista.
Amelin consideró que actualmente en su país «hay más poesía que poetas» pues estos deben realizar otros trabajos para vivir.
Indicó asimismo que ya no existe el reconocimiento oficial, ni las tiradas editoriales masivas de la era soviética, aunque -opinó- en la actualidad existe una mayor libertad expresiva.
Actualmente, un poemario pocas veces excede los 500 ejemplares editados y los premios instituidos resultan materialmente insignificantes porque no hay un gran interés social por esta manifestación artística, explicó el vate.
En ese contexto, afirmó, proliferan otras vías para la difusión y la creación poéticas; entre ellas, las lecturas en vivo complementadas por videos y las grabaciones con acompañamiento musical.